Libros para el Cambio Social // Mariano Pacheco
El hijo de un trabajador de
la emblemática Fábrica Militar de Aviones de Córdoba que deja la carrera de
Ingeniería para dedicarse al psicoanálisis; el paciente de un Hospital
Psiquiátrico que se hace llamar como su vecino; un médico que estudia filosofía
y luego viaja a Viena y retorna al país con la “ciencia del inconsciente” en su
mochila (o su valija); un editor sorprendido por el azar, el destino, los
encuentros fortuitos o como a cada uno le guste más llamarlo. Un e-mail, un
café y la pregunta por cómo se encuentran dos cuerpos. (¿Y tres).
La historia de un sociólogo
que funciona como editor.
La historia de un
psicoanalista que funciona como escritor.
La historia de un loco que
funciona como personaje literario.
El historial de un médico.
El relato de una tía.
El monólogo de un
esquizofrénico.
La figura de un avión
(¿como los que partieron de Córdoba en 1955 para bombardear la Plaza de Mayo en
la búsqueda por asesinar al presidente Juan Domingo Perón?) que cruza las
historias de delirio de un loco, de su psicólogo y del país que ambos habitan.
Algo de todo esto aparece
en Producción Bornoroni. Relato
degenerado del encuentro con un loco, de Carlos Bergliaffa y Sebastián
Puente, publicado por editorial Cactus en 2008 y que, sin embargo, no deja de
circular, de presentarse, de generar nuevos encuentros, otras conversaciones.
Puede leerse en la contratapa del libro parte de esta historia:
“Carlos Bergliaffa,
psicoanalista, conoció a Sebastián Puente, editor y sociólogo, a través de
Cactus en el 2006. Editor, ayúdeme a
construirme un libro, no fue
exactamente lo que le dijo Carlos a Cactus, pero estuvo cerca, la primera vez
que se le acercó. Y hasta allí llegaron las etiquetas y los roles que comienzan
a diluirse en las convergencias, en la multiplicación y extensión de los
delirios en una situación en la que ya no puede decirse quién habla, quién
narra, quién escribe, quién edita”.
El texto da cuenta del
encuentro entre Bergliaffa y Lucrecio Roberto Bornoroni y haciendo honor a la
rica historia del género (¿no son los textos psicoanalíticos un género en sí
mismo, difícil, por no decir imposible, de clasificar?), puede ser leído como
una novela o un historial clínico, pero también como un manual técnico, un
relato policial, un diario íntimo, un excursus historiográfico o un panfleto de
denuncia.