La Opinión
Entre las muchas vías
posibles para intervenir en las discusiones está la
traducción, la
publicación de
textos que dicen algo en un momento determinado. Hugo Savino nos
convenció de la
potencia de esta vía
aparentemente indirecta del decir. El último años hemos
trabajado con él en este
sentido en la edición
argentina de “Spinoza,
poema de pensamiento”(Cactus/Tinta
Limón). De
inminente aparición. Un
libro que ataca en varios frentes. Meschonnic se fue instalando entre nosotros
como un nombre cifrado para esta intervención múltiple.
En esta línea de
despliegue Lobo Suelto estáeditando
una serie de textos seleccionados por Hugo y traducidos por Raquel Heffes y por él mismo.
Diez textos, diez intervenciones. Después de
publicar“Voces de
la poesía” (conversación con
Meschonnic) http://anarquiacoronada. blogspot.com.ar/2015/09/voces- de-la-poesia.html publicamos ahora el segundo de los
textos escogidos: “La
opinión” de Henri Meschonnic
Traducción:
Hugo Savino
Nota
introductoria de Claude Sicre:
(El diario Libération [Mme
de Valley] me había pedido que hiciera una tribuna libre con Henri Meschonnic
acerca de nuestra propuesta, en la actualidad esa época, Mme Valley nos había hecho
una larga entrevista conjunta, en el año 2001. Pensé que sería mejor que Henri
escriba él solo un texto acerca de esta propuesta dado que era yo quien la había
escrito).
Claude Sicre
Sería necesario que todos tomen
conciencia de la importancia histórica que tiene la enmienda votada por la
Asamblea Nacional del 22 de mayo último al artículo 1 de la constitución,
declarando a propósito de la República francesa, que: “Las lenguas regionales
pertenecen a su patrimonio.” Incluyendo a la vez estas lenguas en la historia
de Francia y en la historia de la lengua francesa, lengua que Francisco I en
1539 en Villers Cotterets había declarado - era contra el latín, en esa época -
la única lengua de Francia, lengua oficial de las decisiones oficiales.
Pero la realidad histórica y geográfica
de Francia era la de una pluralidad de lenguas. El abate Gregorio en 1790, para
difundir las ideas revolucionarias, la revolución que partía de París, quería
eliminar los patois como refugios del feudalismo y de la realeza. Todavía a
fines del siglo XIX la República luchaba para imponer el francés lengua
nacional. Porque había ocho o nueve lenguas populares. Todavía en 1914-1918,
según las regiones, pocos conocían la lengua nacional. En el promedio nacional,
los bretones fueron los que tuvieron más muertos en la guerra, y pocos sabían
el francés.
Esta rememoración no está orientada
hacia el pasado, está orientada hacia el presente y el futuro, es por eso que
tengo mucho interés en hacerla. Por algo, parisino de nacimiento, es que
participo desde hace más de diez años en el Foro de las Lenguas de Toulouse,
animado por Claude Sicre. Porque allí aprendí cosas, en el transcurso de estos
debates y de estos encuentros. No puedo olvidar a un maestro bretón que todavía
sufría por la guerra de los chuanes y deseaba que en el nivel más alto del
Estado hubiese una declaración pacificadora como Chirac había hecho a propósito
de Vichy y de los judíos. Todavía no se hizo. La historia del pasado no es
pasado, todavía están, los he visto con mis oídos, aquellos que sufren el día
que recuerda la matanza de San Barthélemy.
Claude Sicre tiene razón cuando
reclama la atención del Ministerio de la Cultura (apurémonos, mientras todavía
exista en este país un Ministerio de la Cultura) sobre el peligro de una
interpretación regionalista de esta enmienda, que encerraría, a contra-Francia,
a cada región en su lengua, suponiendo que su lengua sólo le interesaría a ella
misma.
Y Claude Sicre lucha para que al
contrario se entienda que todas estas lenguas de Francia son nacionales. Porque
la historia de ellas, y la historia de la cultura francesa, es una historia de
intercambios, de interacción. Porque cada lengua es una lengua-cultura. No un
instrumento de comunicación.
El verdadero reconocimiento de que todas
las lenguas de Francia “pertenecen a su patrimonio” sería en efecto, como el
Foro de las Lenguas de Toulouse lo propone, que en todas partes en Francia se
transforme la enseñanza de la cultura francesa haciendo que entren allí iniciaciones
a estas lenguas-culturas, del bretón de Estrasburgo al alsaciano de Rennes, del
occitano de Lille al picardo de Toulouse.
Entonces verdaderamente se accedería a
una verdadera historia y a un verdadero futuro, reconociendo mejor nuestra
geografía cultural.
En la medida de mi experiencia, como
universitario invitado más o menos por toda Francia, he podido darme cuenta de
que uno de los clisés culturales más tenaces, más antiguos y más nocivos, es la
oposición entre París y la provincia. Muchos creen todavía en esta oposición,
en esta estupidez. Es un síntoma, para mí, de lo que justamente Claude Sicre
denuncia como centralismo. Yo lo llamaría provincialismo parisino.
La enseñanza de la pluralidad de las
lenguas-culturas de Francia curaría este mal. Sin olvidar que el beneficio sería
doble: para la vida de estas lenguas (un tema de moda es lloriquear sobre la
muerte de las lenguas, al menos de esta manera se trabajaría para que ellas
vivan), y para el sentido histórico de una solidaridad. Sin olvidar, dada la
historia de las inmigraciones, en Francia, desde hace siglos, las lenguas no
territorializadas.
Entonces, como lo dice “la proposición
de nacionalización de las lenguas-culturas de Francia sí, habría, por el
aprendizaje de que la unidad es una pluralidad interna, “más democracia y más
república”.
Todo eso muestra también la
importancia mayor de la enseñanza en la vida política, en la ética de lo político.