Sobre cómo se repite la traición de los hombres honestos
por Warna Anggara
La
verdad que escribo para no enfermarme. Para que esta mierda quede afuera. En
este papel.
¿Cómo
abarcar esto? ¿Desde dónde? ¿Cómo dar cuenta de esta verdad inverosímil?
Vamos
a empezar por la pregunta, ¿Cómo esto puede ser posible? ¿Cómo puede ser
posible que esto funcione? ¿Que se reproduzca? ¿Que no estalle todo por el aire?
Decimos,
por un lado, porque existe una subveinte analfabeta que desconoce los procesos
históricos y los marcos teóricos que pueden dar sentidos en contextos. Es
decir, son todos chicos, ni siquiera jóvenes, es decir, gente que aún está en
la infancia, que solo tiene algún saber técnico. Son los técnicos de la
subveinte contemporanea. Casi todos recibidos en TEA o en el ISER no saben más
que copiar y pegar imagen. Algo que podría llamarse producción audiovisual y
edición. Estos chicos hablan frente a sus computadores de lo que pasa en la
tele comercial y sus temas. Son chicos chusmas. Miran por FB y Twitter y jamás
postean porque saben que están todos en la red y también los miran. Son los
chicos voyeuristas, vigilantes vigilados. Por otro lado, son consumidores,
viajan, tienen hijos, novios y novias, se casan por iglesia, judía o cristiana,
arman familias, se juntan con los amigos de la secundaria. Son los que
nacieron a fines de los 80 y en los 90, crecieron con el neoliberalismo, un
neoliberalismo que formó la subjetividad, es decir, la sensibilidad, y que
ocultó la historia reciente. Esta subveinte llora, se emociona ante cualquier
despliegue peronistak, luego es indiferente, se agrupa, se agrupa con otros de
la subveinte, y se nota que algo entendió: la lealtad. No saben bien qué pasa
pero sí saben que si no están con ellos, no viajan, no tienen novio, novia, no
tienen hijos, no pueden pagar el cable para ver la tele. Comprenden que se
deben callar, que deben obedecer órdenes, que los grandes saben. Hablan con sus
padres desde el canal, todos los días, y al mismo tiempo arman eso que van
reproducir en su propia historia. Tienen muy bueno sueldos y estabilidad por lo
que pueden tener todo lo necesario para empezar una vida familiar y de consumo.
Sus padres, sus familias por herencia, son los que quedaron vivos, y
ellos también. Los que callaron cuando sucedía todo, los civiles que hicieron
posible la dictadura, la famosa omisión. No son los padres militares malos, ni
los padres que dieron la vida y murieron por el proyecto buenos, son los padres
y madres que quedaron fuera del maniqueo, de la dicotomía, de la teoría de los
dos demonios, de Zamba Dictadura, esos que tiraron libros, que se alejaron y
que miraron para otro lado, los padres y madres que tuvieron miedo, que se
salvaron. Sus hijos, la subveinte del canal, aprendieron eso, hoy hacen lo
mismo, son los civiles que hacen posible el peronismok una vez más, es decir,
viendo esta forma de violencia, estas fuerzas arbitrarias, callan, se agrupan
con los que callan, tienen miedo y se salvan. Estos chicos con autos nuevos,
viajan a Nueva York de vacaciones, a Paris, a Roma. Lo común es la joda,
alegrarse por los nuevos niños que hace posible el canal, los de ellos mismos,
no a los que el canal interpela.
Después
están los arriba de treinta. Esos se dan cuenta lo que pasa. Que venden humo de
la misma manera en que lo hace el mercado, pero con un significante diferente,
es otro símbolo, pero ese símbolo no es performativo, es decir, no hace la
realidad, no es consigna, es otra cosa. Produce otra cosa. Son los sensibles,
que saben cortar y pegar imagen, que quizá tienen alguna licenciatura pero no
están formados en marcos teóricos ni de comunicación, ni de educación, ni de
política, ni de historia, que no tienen una praxis política, que no tienen
conciencia de clase, que ni piensan en rol de intelectual y que nunca se
sumaron al proyecto por estar convencidos de que es posible la transformación
social a través de la lucha simbólica, de la cultura. Son esos que
querían salir de la televisión comercial que los explotaba, tener cierta
estabilidad y protección laboral y de paso hacían algo en tele que ayude a los
pobres y que tenga cierta calidad. Esta es la razón por la que llaman al canal la granja de rehablitacion. Estos grandes, que serían los jóvenes, no
tienen una formación histórica en ciencias sociales, no tienen una mayoría de
edad. Dicen que no hay nada que hacer, que el peronismok es un proyecto
vacío y que no hay soldados para la pelea. Como si ellos no fueran suficientes.
Están atravesados por la ideología, por una cosmovisión, por una posición, nada
de conciencia sobre su rol como intelectuales de la clase media porque no son
intelectuales, son los técnicos jóvenes. Nada de sujetos activos, de colectivo,
de agenciamiento, ni de singularidad ni de praxis crítica. Sí en cambio,
ya tienen hijos grandes, adolescentes y tienen que seguir, hay que sostener el
hogar. Se forman también en grupo, en ese nosotros objeto. Lo común es la
sumisión, el sometimiento y el padecimiento. La tristeza, el llanto, la
impotencia. Así mantienen el vínculo, lo reproducen.
También
está la conducción, decimos que acabamos de definir a la tropa, en términos
peronistask.
La
conducción son de responsables para arriba. Son la famosa conducción
gramsciana, pero la neoliberal. Esta Grasmci ni la pensó. La orientación, que
en la actualidad son los que hacen los negocios. Novios, novias, amigos leales
de la conducción son lo que ganan las licitaciones. La conducción tiene etapas,
primero se busca a la conducción que sabe, que conoce del tema, que está
formada, es la responsable de implementar un producto de calidad y de
instalarlo en la cultura, de disputar sentido común. De generar que los progres
de clase media digan sí voluntariamente. De generar consenso. Luego de eso, el
peronismok corta las cabezas, a esas cabezas que en un principio había elegido,
y pone a sus propios soldados, que comenzaran a bajar línea de manera
imperceptible, con cambios muy pequeños, las cosas y el sentido irán cambiando,
y que reorientan los grupos con acceso a los negocios llevándose las arcas del
estado, esas arcas que, además, deberían ser redistribuidas. Lo más perverso
aquí es que la bajada de línea apunta a los pobres, hacen una diferenciación, a
las clases medias les dejan lo más o menos emancipatorio, pero la bajada de
línea totalitaria la hacen con los pobres. Si hay algo que no hay para ellos es
un horizonte político de interpelación para la emancipación. Pero el producto
ya se había instalado y las clases medias no acceden a los consumos de los
pobres, que el canal ya supo diferenciar, segmentar.
La
conducción solado, es decir, la segunda conducción, la post corte de cabeza,
obedece ordenes de producción de sentido para generar poder a través del
consenso pero lo hacen a cambio de algo, no lo hacen por ideología, por
convencimiento político, ni por estar de acuerdo con el proyecto, nadie sabe
hacia dónde va el proyecto, nadie lo explicita, y, quiero decir también, nadie
pregunta. No lo hacen por infantiles, por falta de madurez, por ingenuos, lo
hacen por dinero. Tan sencillo como eso. Porque es el acceso al
enriquecimiento. Y si el sentido requerido por el proyecto está cumplido, es
decir, se logro producir el sentido buscado, lo demás no importa nada, como
dice Zamba, en realidad.
Pero
la cosa se complica. En un determinado momento, los jóvenes sin mayoría de
edad, caen, comprenden lo que pasa, lo que pasa en el sentido de que si no
estás con ellos estas afuera. Y como el afuera es muy frustrante, en el sentido
de que no podes formar familia, calmar la angustia con hijos, mudarte a un
depto. más grande, pagar el colegio parroquial a los niños, ir de vacaciones y
descansar, recuperarte, entonces, llegan las traiciones. La lealtad sostiene
innumerables traiciones. Traiciones en la tropa y traiciones en la conducción.
Esos que criticaban, que entendían la farsa del discurso y la acción, dicen que
sí, acceden a las propuestas del peronismok que tiene muy claro el divide y
reinaras. Constantemente construye poder dividiendo, generando, provocando la
traición entre los pares, entre los amigos, entre los compañeros. Hace la
guerra por otros medios. Eso lo sabemos todos. Así la gente se marea tanto que
para poder seguir debe entrar en un estado de brote psicótico, de desconexión.
Se clickean para no sentir. Desconectar, se indican. Siguen juntos pero no confían,
o si confían, no se valoran, o si se valoran, o no saben, ya están brotados,
solo sostienen eso para que no los traicionen más, para no haya una matanza de
todos contra todos. Entonces ahí se transforman en eso que producen. Son
esa desconexión entre discurso y práctica. Son esa praxis psicótica. Ya no hay
debate interno. Pueden seguir así, vivitos y coleando. Han sobrevivido.
Claro,
pero todo no es tan saludable con el peronismok, porque de repente se cuelan,
se fugan algunos cánceres. Todo eso que circula pero no se dice, todas esas
fuerzas arbitrarias produciendo cuerpos en el canal, se transforman en tumores.
Así muchos se enferman o mueren. Pero la enfermedad surge cuando entran en la
relación sometidos sometedores. El cáncer, la enfermedad, en nuestro
propio cuerpo, es aceptar, es validar ese dolor infringido, esa violencia, es
participar de ella, es participar de la relación. Es encarnarla, la
relación. Es esa subjetivación judeocristiana militante hecha carne.
Acá
no hay buenos ni víctimas. Somos responsables del silencio, de quedarnos, de
participar. De no huir.
Pero
algo más, esto no es algo de ignorantes solamente, de gente sin formación
académica, sin conciencia histórica, ni de gente sin psicoanálisis. El
peronismok actúa igual en la academia, en la formación docente. Hay un montón
de intelectuales accediendo al mismo juego. Jugando lo mismo. De titulares para
arriba son los que tiene acceso al presupuesto para cargos. Así construyen
poder dándoles un sueldo a los soldados. Y lo mismo, si no estás con ellos
estas afuera. Los intelectuales también tienen hijos y sostienen familia.
Viajan y tienen autos caros. No estar adentro sería frustrante porque están
también atravesados por la lógica del consumo. Ya nadie cree, en estos
espacios, en la revolución, lo dicen claramente, se hace lo posible y sobre
todo el colchón antes de que termine esto. O sos un trosko destructivo o sos un
gorila de derecha conservador. No le pidas más argumentos a un peronistak de la
tropa. Con la conducción ni llegas a dialogar, ellos están haciendo la guerra y
el dinero. No tienen tiempo.
Qué
decir de los que mandan, de los líderes, de los que bajan línea a la conducción
y a la tropa. Podemos decir poco. Por momentos pensamos que es el mal. Por
otros, decimos, perversión. Y finalmente decimos que es psicosis. En realidad,
es un innombrable. Lo que sí sabemos es que matan y lo disimulan.
Si
señorxs y señorxs, tal como lo dice la filosofía contemporánea, la
esquizofrenia comienza a ser la norma. Tenemos que partir de ahí. Tenemos que
pensar desde ahí. El mercado hace estragos en la subjetividad en estos tiempos
que corren. Nos ordena algo que no está dicho, nos ordena lo ilegal, lo que se
oculta. Y esto es importante, se oculta, es de decir, que hay un proceso consiente
de ocultamiento. Y nos pasamos la vida luchando sobre lo dicho,
promoviendo la conciencia, los derechos, la ciudadanía.
No
hay sentido. Hay desconexión. No importa el sentido y se puede vivir igual en
sociedad. Esto esta suelto, no esta encerrado.
En
el 2000 el G8 hizo la bajada de las tics para todo Latinoamérica, en todas sus
vertientes, educación, salud, política, economía, cultura. Eso es lo que los
estados estamos implementando con los significantes inclusión digital,
democratización y acceso. Mientras tanto el capitalismo financiero en alianza
con los estados nos miran, nos cuentan, nos organizan, nos socializan, nos
fragmentan, nos mutan a signos, nos imposibilitan la interrupción, nos demandan
ilimitados para la producción, nos dan opciones predeterminadas para elegir.
Pasemos
del peronismok. La lucha política está en otro lado. Esto es puro semblante.
Callar una vez más es un estrago.