Desde Córdoba... el consumo libera
por Diego Valeriano
Los saqueos en Córdoba
se dieron porque se podía, porque estamos en guerra. Silenciada, diaria y que
casi nadie pretende explicar, pero guerra al fin. Los medios hablan de mezquindades políticas, de
nuevo conflicto social, de bandas narcos y de política. Todo eso existe, pero
se saquearon comercios porque estaba la oportunidad de hacerlo, simplemente por
eso. En la guerra por el consumo, el consumo, justamente, es algo que late.
Somos capaces de cualquier cosa por el consumo, incluso trabajar. Eso que late es
un impulso de liberación, de transformación permanente de nuestras formas de
vida, de nuestros gustos y prioridades. El consumo libera, sin lugar a dudas,
¿o acaso atacar ferozmente y en motito el derecho de las personas y empresas de
obtener, poseer, controlar, emplear, disponer de capital, cosas y otras formas
de propiedad no es un acto absoluto de liberación?
El consumo libera. Y
este proceso emancipatorio y de lucha que libran enormes sectores de la
población anteriormente postergados y que va transformando las grandes ciudades
es indetenible. Solo un complejo y largo proceso de recesión y represión tal
vez puede erosionarlo.
Se van a seguir
sucediendo expresiones crudas y colectivas de esta guerra cada vez que la
confianza de las vidas runfla (killers, doñas, pibitas, guachines, transas,
jóvenes, inmigrantes) se los indique. Cada vez que crean que pueden. Y ahí el
enfrentamiento se recrudecerá, será cuerpo a cuerpo con los comerciantes o con
la gendarmería. Diciembre invita al saqueo: la memoria colectiva y la sabiduría
de los nuevos consumidores anuncia que es el mes para hacerlo. El calor, los
días largos y las fiestas ayudan a los oportunismos.