Los que toman la posta: Melancokirchnerismo 2
Por Leopoldo Laborde
Votamos. Y hace tres años que se
murió Néstor. Cómo no recordar ese día, cada minuto. Existe una vinculación
emocional con el kirchnerismo. Indiscutible. Explicable tan solo a veces,
parcialmente.
¿Es el kirchnerismo simbólico la
alianza de padres setentistas con sus hijos criados en los noventa?
¿Es el kirchnerismo la coctelera de
viajes a Brasil a dólar barato junto al reclamo por el vaciamiento de lo
público?
Ahí estamos, aguantando. Sabiendo que
estos años serán recordado como una primavera.
Los que lo critican con bronca nos
parecen bajos, desalmados.
El kirchnerismo es una emoción. Una
emoción asociada a la nostalgia de un relato, de uno que nunca vivimos, el que
nos contaron nuestros padres de su juventud.
Los resultados de las elecciones
podrán ser cualquier número, pero una sola sensación. La de la nostalgia. La
melancolía por lo que pasa.
Porque para mi generación, el kirchnerismo son los padres.
(se pueden ver más melancohistorias de padres e hijos acá)