Fractura expuesta: yacimientos no convencionales en Argentina
¿Novedad o el horror potenciado?
La voracidad energética del capitalismo
continúa haciendo de las suyas. Diversos gobiernos y empresas están
dando un fuerte impulso al desarrollo de los denominados yacimientos no
convencionales -arenas bituminosas, petróleo y gas de pizarra o esquisto
(shale gas y shale oil) y gas de arenas profundas/ compactas (tight
gas)- a pesar de que requiere una ocupación más extensa e intensa del
territorio, la utilización de grandes cantidades de agua y químicos de
alta toxicidad, y que las tecnologías empleadas para su extracción
redoblan el impacto generado por las explotaciones tradicionales.
La “revolución energética” que los no
convencionales iniciaron en Estados Unidos a principios de milenio ha
sido exportada al resto del mundo por las autoridades de la potencia del
Norte a partir de la Iniciativa Global de Gas de Esquisto (Global Shale
Gas Iniciative). De la noche a la mañana, Argentina se convirtió en la
tercera reserva mundial de shale gas detrás de EE.UU. y China, generando
un verdadero frenesí en las provincias con mayores dotaciones del
recurso. En las cuencas tradicionales y hasta en ¡Entre Ríos! ha
comenzado una carrera similar a la que se vive en otras regiones de
América, Europa, Asia, África y Oceanía.
El mapa regional
En nuestro continente la Iniciativa
Global de Gas de Esquisto –en la que participan Argentina, Chile,
Colombia, Perú y Uruguay-, se potencia con el programa Alianza de
Energía y Clima de las Américas (Energy and Climate Partnetship of the
Americas), comandado por el Departamento de Estado norteamericano, y
secundado por la Organización de Estados Americanos, el Banco
Interamericano de Desarrollo, la Organización Latinoamericana de
Energía, el Banco Mundial, entre otros.
Hasta el momento, los siderales
“descubrimientos” de reservas que Repsol-YPF y otras empresas menores
vienen anunciando desde fi nales de 2010, se extienden por buena parte
de la geografía neuquina. Así, al ultra-contaminado yacimiento de Loma
de La Lata podría sumársele la región de Zapala, donde una
multisectorial en defensa del acuífero rechaza el proyecto, y la
comunidad mapuche Gelay Ko –en cuyo territorio se realizó el primer pozo
multifractura de Sudamérica- ocupó las instalaciones de la petrolera
Apache para denunciar la contaminación y escasez de agua.
Estas señales favorables para el
desarrollo de la actividad en la Patagonia alientan los intereses
petroleros tanto en otras provincias como en otros países del Cono Sur.
Desde la austral región chilena de Magallanes, donde la empresa estatal
ENAP anunció su intención de realizar exploraciones, hasta la cuenca
Chacoparanaense, que cubre casi la totalidad de Paraguay, el norte de
Uruguay –que ya anunció exploraciones junto a Repsol-YPF-, el oriente
boliviano, importantes regiones del sur de Brasil y la Mesopotamia y el
noreste argentino.
Resistencias globales a una revolución planetaria
La experiencia contaminante en Estados
Unidos –donde el 30% del gas que se consume proviene de yacimientos no
convencionales- no sólo está impulsando el surgimiento de grupos de
resistencia a nivel local sino también en el resto del mundo. En Canadá,
pionera en la explotación de arenas bituminosas, el Estado de Quebec
declaró una moratoria para en la aplicación del sistema de fracking o
fractura hidráulica –utilizado necesariamente en los celebrados
yacimientos.
En Francia una masiva movilización
popular en 2011 logró que se aprobara una ley que prohíbe la técnica de
fractura hidráulica. Si bien diversas organizaciones plantean reparos
por el alcance de la medida, fue la primera de ese tenor a nivel
mundial. En enero de 2012, y también por la presión popular, Bulgaria se
sumó al país galo. Por su parte, en Inglaterra -donde se toma en cuenta
la moratoria aprobada por la vecina Irlanda del Norte-, colectivos
socio-ambientales persiguen el mismo objetivo, y en Suiza, el cantón
Vaud prohibió la exploración de yacimientos no convencionales luego de
accidentes ocurridos por perforaciones en el lago Léman.
Las licitaciones para exploración y
explotación de no convencionales en el norte de España, principalmente
en Cantabria y el País Vasco, genera fuertes resistencias. Lo mismo
sucede en Polonia, principal reservorio en la Unión Europea, denominado
“el cielo del fracking”.
En Australia, el Estado de Gales del
Sur, declaró una moratoria para la fractura hidráulica hasta tanto se
establezcan los riesgos ambientales y sanitarios de la técnica. Y en
Nueva Zelanda los partidos Laborista, Verde y Mana llamaron a una
moratoria sobre la fractura hidráulica. Mientras que Sudáfrica
reglamentó un cese de la explotación de yacimientos no convencionales de
gas en el desierto de Karoo, hasta que se realicen las consultas
pertinentes y se garantice la no afectación de los escasos recursos
hídricos existentes en la región. Las moratorias conseguidas sirven de
aliento, ya que si la revolución de los hidrocarburos es global, también
lo es la resistencia.