Living K
El Living ha
vuelto. Es hábito argentino, costumbre, encantadora inercia de vivir.
Este Living es
el decorado de una vidriera del barrio de Palermo. Muestra y se contempla,
convoca un futuro compacto, espacio regular, ritmo en el tiempo. Decorado de
una intimidad donde enredar público y privado en una construcción curativa, de
sociabilidad previsible. O al menos confortable.
El cuadro que
decora el Living, que decora la vidriera de la mueblería del barrio de Palermo
es, en cambio, inquietante. Soporte y mensaje se contraponen: ¿la imagen
congelada esta ahí para suturar heridas en el habitante? ¿O para mediar entre
la insatisfacción con la propia biografía y la nostalgia por aquello que recuerda
haber vivido?
Quizás sea el alegre desorden del consumo que se encarga ahora de promover las sensaciones y convocar los deseos del habitante. Lo importante es la certeza que el cuadro le provoca: ya no habrá ruido ni movimiento en la esquina que pueda hacerlo caer del decorado.
Y además, como le
dijo la diseñadora y él repite a sus amigos: el cuadro en el Living queda
divertido.